Así la llamaba en su Buenos Aires el Papa Francisco


Al Papa de María, el Santo Padre Francisco, dedicamos este blog, en el cual queremos dar a conocer esta querida Imagen, Peregrina y Prodigiosa. Comencemos por el nombre. Si no se pueden contar las estrellas del Cielo, menos aún se pueden contar las advocaciones -los nombres- de la Santísima Virgen. Ya lo había proclamado Ella misma: “Me llamarán bienaventurada todas las generaciones”. (Luc 1,48)


Las advocaciones de la Virgen Santísima con sus “devociones”, son  testimonios del palpitar de la Iglesia. Todos sabemos que hay devociones más importantes que otras. Por ejemplo la de la Patrona de un país con respecto a las demás. Y más aún las que han sido pedidas especialmente por la Santísima Virgen o por el mismo Dios. Corresponde a la Iglesia y a la prudencia sobrenatural de los pastores el encaminarlas debidamente.


El Cardenal Bergoglio, devotísimo de la Virgen, fue quien unió dos devociones fundamentales para los católicos argentinos. Una, la de Nuestra Señora de Luján, Madre, Reina y Patrona de la Patria. La segunda, universal, pedida por su Hijo, que la presentó como condición  para la paz del mundo en el Mensaje de Fátima, cuando la Virgen, el 13 de junio de 1917, dijo y repitió el 13 del mes siguiente: “Dios quiere instaurar en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado”. 


Las Memorias de Sor Lucía, sus cartas y sus exhortaciones verbales, están dirigidas vehementemente a esta última, que es esencialmente reparadora. La Virgen quiso mostrar su Corazón rodeado de espinas para que sea más manifiesto el designio divino. Antes de Fátima, muchos fueron los santos que prepararon la devoción al Inmaculado Corazón de María. Y con posterioridad al Mensaje recibido por los pastorcitos,  todos los Papas, de una u otra forma se han involucrado en ella. 


El hoy Papa Francisco lo sabía y lo vivía.  Siendo Arzobispo de Buenos Aires, en su voluntad de hacerse eco de los pedidos del Señor y de su Madre por un lado, y su celo paternal hacia sus fieles por otro, concibió un nombre que dice todo a la Virgen y a su pueblo. Y más aún, consagró su Arquidiócesis, la capital argentina, a ese Purísimo Corazón, renovando esa entrega cada año, acto que cumplía en cada celebración del Corpus Christi,  cuando, luego de la Bendición Eucarística se postraba y leía ante la Virgen Madre de la Argentina,  una oración preparada por él mismo. 


Sostengo que esa devoción, asumida por el Pastor en el día  en que cada año todo su pueblo era convocado para adorar al Señor, además de confirmar y corresponder a la vocación  eucarística y mariana de la Argentina, ha preservado de muchos males y castigos a nuestra ciudad. Y ha mostrado, con  la sencillez que le es característica, la profundidad de su devoción mariana, que ahora beneficia sobremanera a la Iglesia Universal. 





Sí. Cuando creíamos que las devociones que nos enseñaron nuestros mayores había que desecharlas o practicarlas a escondidas, el Papa Francisco, que siendo un simple sacerdote había compuesto y publicado un devocionario para regalar a sus hijos espirituales, nos devuelve el perfume de la devoción católica. Y lo hace interpretando el “sentir de la Iglesia” , en palabras de su padre fundador, san Ignacio de Loyola.


Ahora que el Cardenal Bergoglio está lejos, ocupándose de pastorear a sus hijos de toda la Iglesia, quiso el buen Dios inspirarnos una forma para que no desaparezca esa conjunción piadosa: Se trata de poner ese nombre a la querida Imagen que desde aquel día la Asunción de 1981 recorriera tantos caminos argentinos. Y que, antes de hacerlo, como muchos ya saben, visitó al Santo Pontífice Juan Pablo II, recibiendo en tres ocasiones distintas la oración por nuestra Patria y su Bendición.


El último de estos encuentros del Vicario de Cristo con Nuestra Madre, fue el recibimiento que le hizo al llegar, en viaje imprevisto, con ocasión de la guerra por las Malvinas.





La cuenta de Obispos que le rogaron a través de más de tres décadas, es de unos diez y seis. La de los sacerdotes y religiosas no la tenemos, pero recordamos que fueron muchos. Y más aún las ciudades, pueblos, seminarios, colegios, instituciones. La Virgen Peregrina  de Luján consoló enfermos, alegró a niños, algunos como la que vemos en la foto ¡Cómo agradarán esos homenajes a la Virgen! Otros la recibieron con la misma ternura, aunque muy enfermitos, y también comunidades religiosas, parroquias, familias, jóvenes y ancianos. 

En todas partes la Virgen Peregrina de Luján dejó consuelos, gozos, y no pocas veces gracias fuera de lo común. 


Peregrina y Prodigiosa. Hace poco, en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, el propio Papa bendijo otra Imagen de la Virgen de Luján destinada a peregrinar en nuestro país. Un hecho providencial, porque ocurrió cuando por nuestra parte nos abocábamos a lograr que esta Imagen, la del Inmaculado Corazón de la Virgen de Luján, comience a recorrer el mundo. Algo que con la ayuda de Dios y de todos, comenzaremos a hacer por internet, mientras la otra hace su obra en nuestra tierra. 


La Virgen de Luján, ya desde su llegada hace casi cuatro siglos, quiso ver a todos sus hijos. Tal vez muchos no sepan que la Imagen original, la del Milagro de la Carreta, poco después de quedarse en nuestras pampas, mostró que además de atraer al pueblo en su primitiva capillita de adobe y paja, los visitaba en forma prodigiosa. Sobre todo a enfermos y alejados de Dios, para curar cuerpos y almas, lo que nos pide a todos el Evangelio, lo que en nuestros días señala con vehemencia el  Santo Padre. Es que Francisco es digno hijo de Nuestra Señora de Luján.


No dudamos pues que esta Imagen -ahora con el nombre que le diera el Papa argentino, quiere recorrer el mundo, precisamente cuando ese mundo tiene los ojos puestos en el Pastor que el Espíritu Santo ha querido dar para estos tiempos tumultuosos. Por esto último es que exhortamos a todos que al rezarle a Ella por nuestras propias intenciones no dejemos de encomendarle la ardua labor que tiene que tiene que cumplir el Santo Padre, sobre todo ante esta encantadora Virgencita,  pensando que fue él quien dio ese nombre a la Patrona de la Argentina, a esta bendita Imagen que ya tenía la triple bendición y el triple ruego fervoroso de su santo antecesor Juan Pablo II.


Y para evidenciar más nuestro propósito de que sea conocida por el mundo, el nuevo nombre le fue impuesto por Monseñor Charbel Mehri, oriundo del Líbano, Obispo Eparca de los Maronitas en la Argentina, en una Misa celebrada en honor de la Asunción de la Santísima Virgen y en acción de gracias por los cinco meses del Pontificado de  Francisco, el primer devoto hoy peregrino de la Virgen de Luján.


¡Inmaculado Corazón de la Virgen de Luján nos consagramos a Vos, y nos unimos a todos los que en el mundo habrán de consagrarse y suplicarte, unidos al Papa, y estamos seguros de que ellos también te llamará prodigiosa, al comprobar cómo  los has ayudado!



Giorgio Sernani

13 de septiembre de 2013


Agradecemos a Claudio de María Durán, director de www.mariamadrededios.com.ar y www.lumenfidei.com.ar  por instalar este blog para gloria del Señor y su Madre Santísima,  y para bien de la almas.
Correspondencia al sitio mencionado o bien a  giorgiosernaniedm@gmail.com.